lunes, 25 de julio de 2011

Carmen Chazzin



Carmen Chazzin

     Nace el 8 de abril de 1989 en la ciudad de Valencia, es estudiante del décimo semestre de Educación mención Lengua y Literatura en la Universidad de Carabobo. Ha participado en talleres con Laura Antillano en la Fundación La Letra Voladora, Taller de Poesía convocado por Monte Ávila Editores Latinoamericana y dictado por María Clara Salas; Taller de Apreciación Literaria dictado por Luis Alberto Crespo y otro más con Rafael Cadenas, promovido por la Fundación del Valle de San Francisco.
     Conforma el Grupo Literario Voz Creativa, donde se adscribe al grupo de Coordinación Estudiantil de las Jornadas de Creación Literaria UC.


Grupo literario Voz Creativa

     Grupo juvenil Literario conformado desde el año 2007 nace en la Universidad de Carabobo, bajo la unión de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación (áreas como lengua y literatura, inglés, química, música, artes plásticas) y Faces. El grupo nace bajo la propuesta de trabajar hacia el rescate, promoción y reelectura de la literatura venezolana, propiciando espacios para el encuentro con escritores contemporáneos a través de conversatorios, recitales, foros de discusión y con las nuevas generaciones que estén incursionando en el oficio de la escritura.





“Yo saludo este libro primigenio. Carmen Chazzin trae un hilo sencillo de aire en la mano para tejer el lenguaje de otra poesía entre nosotros. Ha probado con Alrededor que salir a vivir es devolvernos, es regresar a la casa del ser para emprender un viaje siempre recomenzando, siempre en curso, porque es él, el viaje, nuestro viaje físico y ontológico, el que se aleja y somos nosotros quienes nos devolvemos, entre las formas que toma lo oculto / y su marcha lenta allá afuera”.
Luis Alberto Crespo




Algunos de sus poemas:


No crezco en la tierra que te sostiene
pero conozco el temblor que llevas
                                                                              y lo hago mio

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Alrededor


Los bancos de la plaza
tienen pulso
ceniza por cayena
palabra anestesiada
olor a alivio
espacio seducido
mano extraviada en otra
óxido repujado de rutina
esperas que se miren los pies
temen dejar entrar la humedad
que se come las paredes

dentro
se precipitan las aguas
se mece la memoria baldía
que abre zanjas


han reconocido sus lluvias
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Pájaro de limpios ojos
me voy
somos muy amplios

Mañana habrá otra altura
ahora sostente en lo solo
 y sé hondo en la puerta
 la otra piel
sond se escucha mi canto

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Hay una hora
en que cada lobo
calla su aullido
y huele la garra
en las flores caídas,

al aire extiende su carne,

es un gajo de tierra
que escucha la grieta
en vigilia





Instrucciones para el olvido.

Madrid, siempre es incómodo, siempre es triste verte pasar frente al ventanal, cuando estoy dentro mordiendo papel y carbón, destruyendo cada poema que te escribí, reescribiendo tu incoherencia con las migajas del pan, haciendo un silencio con mi índice adentrado en el agua esparcida en la mesa. He intentando enterrar el cadáver que dejaron tus zapatos sobre mis manos después de cargarte, esos zapaticos de muñeca de porcelana, pequeñitos, tan tuyos, tanto color y algarabía concentrada en tus pies. Quizá ellos sean los únicos culpables de buscarte y empezar a seguirte, de creerme la teoría de “encuentro casual” en pasillo, esquina o escalera, cuando adentros me grito su falsedad que es también la mía. Hoy comprendo que los intentos son un simple engaño, una palabra que habla de medias tintas, verdades inconclusas que no terminan siendo legibles, porque a fin de cuentas nunca intenté alejarme, quizá ese siempre fue el estado natural.
Sé que soy un hombre que no ha logrado decirte todo respetando la cohesión y coherencia de la gramática, que me pierdo en el discurso y no sigo el gran ejemplo retórico de Bolívar, más que nada he olvidado el uso del punto y aparte. Mirándote e irrumpiendo con mis manos tu rostro, secando las goticas que siempre se quedan ahí en la comisura de frente y cabello cuando pasamos bajo el cedro, me he sentido tu pintor, el único capaz de rehacerte.
Madrid, sólo he sido puntos suspensivos, botones en el vestido, conocimiento de saberse loco y esconderse en la calle, tú mi reportera y yo la noticia cuando ya no había novedad y hasta nosotros dejamos de sintonizarnos. Abrazos de los que aún no me recupero, por quienes deliré, los llevé a Rayos X, fue el proceso más largo de desintoxicación; busco, créeme que busco la pócima, la salida, el boleto ida y vuelta para abandonar la estación.
He sabido memorizarte, rezar tu cédula, enfermedades, presentir los escalofríos ligeros, callar los enojos para terminar mordiéndote las lágrimas sentado junto a ti en cualquier rincón, mientras te deshojo del dolor poco a poco con esos lugares comunes de “todo va a estar bien”, discúlpame por las caminatas de cinco cuadras donde le daba la espalda al mundo sólo para mirarte, por quedarme callado tanto rato, a veces no podía hablar porque en mi todo era duda, niebla, un tiempo donde me faltaba independencia, cuando la hora la levantabas tú y el segundo lo trabajaba yo, haciéndome la vista gorda cuando todo me barría contigo. Ahora te revelo la respuesta que buscabas, sí, eras la de otros nombres, fuiste epígrafe, dedicatoria, inauguración, pero tenía que llegar este día para asimilar que contigo no se baja mi Santa María, que en definitiva el mayor apego le pertenece a mamá y ando solo por la calle.
Dejé de ser Esteban para llamarme Madrid, a ver si así te comprendía, si lograba dar con la ecuación de pertenencia, si contrarrestaba el juego que iniciabas donde siempre terminábamos correteando y riéndonos de la nada, de una burla al moralismo de Kant. Lo cierto es que me perdí, dejé de sentirme porque todo era bulla, gente y ese nombre tuyo caía por los lados, rebotaba en mi almohada y se encendía jugando a saludar tu nariz como lo hiciese Pepeto con Pinocho; entonces fundé una filosofía de ti y todo podía ser relativo a los sentidos, desde ahí comenzaría la dialéctica madrileña, el negarte o no.
Esos los recuerdo como días de ceguera, el único colirio efectivo es la voluntad. Me uní a la cofradía “Almas en pena” cuando realmente quería reír de alguna mariquera de los carajos de “Hueles a piña madura”, me hice víctima frente a un pelotón de soldados elegidos por mí, hoy sé que eran sólo miedo, hoy recupero la libertad.
Madrid, el amor es un descubrimiento, es tan difícil de desenredar como tus trenzas disparejas por las que casi caes. Me acostumbré a conjugar verbos contigo, olvidándome del sentir, del ideal, del olor que es verdad respirable, de elegir dónde y con quién quería estar, porque muchas veces no llega a la boca lo que la esencia reclama y soy muy necio.
Por ahí muchos dicen que hay personas que no se olvidan, desde hoy entras en ese grupo, pienso que en este tiempo fuimos cómplices de la continuidad, de alguna mala traducción de un poema, las instrucciones para mascar chicle o la locura irrefrenable de los dos.
Mi agradecimiento, una metáfora por abrazo y la palabra por despedida,
Esteban Duran



Referencias
Chazzin, C. (2011). Alrededor. Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana.

Teófilo Tortolero





Teófilo Tortolero

Biografía
               Poeta venezolano, nacido en Valencia un 15 de febrero de 1936. Estudió primaria en el colegio Don Bosco (Valencia) y secundaria en los Institutos "La Salle" y Liceo "Pedro Gual". Perteneció al grupo literario "Azar Rey" (1968-1969) junto con Eugenio Montejo. Jefe del Departamento de Publicaciones de la Universidad de Carabobo (1969). Co-Fundador de la Revista Poesía, Zona Tórrida y otras.
              En 1982 con el libro “El Día Perdurable” obtiene el premio de Poesía de la Bienal “José Rafael Pocaterra” patrocinado por el Ateneo de Valencia. Residió sus últimos años en Nirgua donde ejerció su profesión de abogado. Muere en el año de 1990.

Obra poética
-Demencia Precoz (1986)
-Las Drogas Silvestres (1972)
-55 Poemas (1981)
-Perfume Jaguaro (1984)
-La última tierra (1990)
-El libro de los cuartetos (1994)


LA VENTANA
La ventana nos ciega
Se cierra convulsa en el martirio de la lluvia
Sus cortinas bostezan bajo el fuego del cuarto
Hay madres de ángeles  tapices
o simples furias  y olores de remedios
Pienso que una golondrina eternal
Aspiró la luz martillada
Antes de esconderse frente a ti.
Ventana roída de música.

A LA SEPULTA
Una pulpería de camino es bellamente asombrosa
para recordar tu soledad madre mía
allá en tus huesos que se pulverizan
después que se desplomaron tantos soles
tantos inviernos
y lunas misericordiosas
sobre ti
junto a otros muertos que como tú
recordarán estos caminos fugitivos de abril
Y al calor de un cortante azul
respiro en la humareda
brotada de las hojas incendiadas
tu transparente mirada angustiosa
Serás siempre
boca arriba en tu tierra rojiza
madre de este silencio que va conmigo
el que no termina de querellarse
con el vasto silencio


A mi padre Teófilo II

Padre mío, padre de la esperma que hizo posible
la turbulencia junto a mi madre bien amada
de pronto creo que nos desconocemos y conocemos
y soy la espuma que flota en tus aguas
y alguna vez nos miramos y acunamos sorprendiendo
cómo la madre va resplandeciente, el sol en sus espaldas
Padre mío, atiéndeme, que soy tronco y raíz de tu paño
del trébol amable de tus ojos-iris contra iris
y en el nombre tuyo hijo que soy no espíritu santo, a ti imploro un campo delicioso/
junto a los vellos de tu pecho,/al lado del ombligo de mi vista Padre perla, padre caído
sobre un bastón que no manda y es un sencillo sostén de madera
para tus manos rugosas y manchadas.
Por favor, hazme este bien de sostenerme en tus sencillos huesos."

(Tomado del Poemario “Otros Poemas”)

A mi padre Teófilo II

Qué dolorosa y dura fue tu muerte
qué dura y dolorosa
fue tu muerte mía.
Ave, traza tu rato, tu no ser
cuando crezca en carne tuya
el jazmín de las furias
y el alcohol
que derramó callado en tu pureza.
No intentes más estar en mis manos
como un sonido de hueca sangre
porque resuena tu pisada y tu bastón
en mis patios,
donde tus pies sagrados se consagraron
a vivir sin amo;
besando el limpio cielo de las mariposas
Adiós, padre de mi adoración,
adiós, gentil hombre del suelo
del camino y la rosas
Adiós, señor de tanta majestad,
caído por tu propia mano
a la última tierra.


(Tomado del Poemario “La última tierra”)

Análisis de la obra del autor
Temas: Su poesía posee un estado de ansiedad y un sentido trágico de la vida pero velado por una lirica sedosa, oscura y nostálgica. Toda su poesía deviene de la necesidad de ser protegido y arropado por un poder creador, cuya fuerza parece ir en detrimento.
Belleza: Tortolero posee un arrebato alucinante en el que predomina la belleza visual y sonora.
Ritmo: Normalmente se nota un ritmo descendente en los poemas, el cual poco a poco empieza a subir para luego volver a bajar.








                                                                                                   

Reynaldo Pérez Só



 
Reynaldo Pérez Só
                                                          Biografía

Reynaldo Pérez Só nace en Caracas, el 18 de noviembre en el año 1945.

Licenciado en Educación por la Universidad de
Carabobo, y Médico Cirujano por la misma Universidad.
Realizó estudios de Post–grado en Brasil. Se desempeñó como Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC.
Se inicia en la poesía a la temprana edad de 10 años, con lecturas de Rubén Darío y un romance antiguo español: El Conde Arnaldos.
Deja huellas en Antímano, Guanare, Acarigua y Maracaibo.

Poeta amante de la palabra, pasión que alterna con la Ingeniería Agrónoma, Educación y Medicina.
Sus primeros escritos se publican en la revista Zona Franca.

En 1971 publica Para morirnos de otro sueño, a través de Monte Ávila Editores.
Poeta, traductor, co-fundador y director de la Revista Poesía, editada por la Universidad de Carabobo.
En la Década de los 70 es editor fundador de revistas como La Tuna de Oro, La bicicleta, Amazonia, y Ediciones Poesía, y al Su poesía ha sido traducida: al inglés, portugués, Esperanto, italiano, francés, hebreo y chino.
Es el poeta homenajeado en la 8a edición del Festival Mundial de Poesía de Venezuela, 2011.
Obra literaria
  • Para morirnos de otro Sueño (Monte Avila Editores,81 pp., 1971.
  • Tanmatra (Caracas, Policrom, 127 pp., 1972.
  • Nuevos Poemas (Universidad de Carabobo, 1975).
  • 25 Poemas (1982).
  • Matadero (Editorial Amazonia, 1986).
  • Fragmentos de un Taller. Ars Poética (Editorial Amazonia, 1990).
  • Reclamo (Editorial Amazonia, 139 pp., 1992).
  •  Px (Ediciones Poesía, 1996).
  • Solonbra (Ediciones Poesía, 1998).
  • Antología Poética (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 232 pp., ISBN 980-01-1172-7, 2003).

Influencias que marcan la poética de Reynaldo Pérez Só
v      La mística española
v     El budismo Zen
v     La generación Beat norteamericana y otras fuentes orientales hindúes, en un crisol de referencias culturales que hizo que su poesía se definiera como “híbrida”.
          Estas influencias primigenias son evidentes en Fragmentos de un Taller, obra en la que el poeta se conecta a sus fuentes de carácter universal, valiéndose tanto de la Biblia como del Corán o de los textos de San Juan de la Cruz.
          Se suele definir a Reynaldo Pérez Só como “poeta de lo breve” o maestro de la brevedad poética. Y es verdad: una parte de la complejidad temática mencionada a comienzo del texto depende de la constante utilización de lo breve en sus versos.
          Sus tres primeros libros: Para Morirnos de otro Sueño de 1971,Tanmatra de 1972 y Nuevos Poemas de 1975 son ya obras de cierto culto en Venezuela y aportaron a la poética del país una mirada al mundo subjetivo e ilusorio del hombre.

POEMAS

No me importo
porque yo no soy
un hecho de importancia
como mi padre
o
como mi madre
ellos eran diferentes
o el pedazo de tierra
tras la casa
eso era más importante.
(de: Para morirnos de otro sueño,  1970).

Yo debo creer
en dios
por eso me da miedo
correr por este lado del río
escucho a veces el rumor
de su voz gruesa
y el fuego silbando
por amanecer
otras
me siento pequeño
y camino
está frente a mí
mirándome.
(de: Para morirnos de otro sueño,  1970).

así se silencia su cuerpo
y su piel despide
nombres ajenos
voces o remordimientos
(de: Matadero,  1986).

La carne está hueca
Y yo me ocupo
adentro
(de: Matadero,  1986).

Este mi ser
también sube la montaña
también baja.
(de: Nuevos Poemas,  1975).

yo pertenezco a ti
y a la muerte
oh espejo aldaba
no viene mas estación
todo contorno desaparece
muerte
yo te amo
un río pertenece al sueño
un río se sueña
pero ella no es del sueño
el sueño es de ella
espejo
(de: Tanmatra,  1972).

hueco que importa
rellenos
de nobleza
sea el precio que fuere
los pagos
el descuido
de la verdadera forma
hueco siempre adelante
sin vida por vida
seno aparente
vientre aparente
debo aprovechar la rendija
que me dieron
el cuarto de hora
por una cama
la boca en rosa ofrecida
el rastrojo
para sembrar
sobre todo el placer
sobre todo
abre una hendija
donde come
el celo
(de: Matadero,  1986).